A vuelapluma
Corredor biológico Chichinautzin
Renato Consuegra
(2005-08-01)
Publicada en el diario Rumbo de México
Pasmados por la información espectáculo que día a día nos recetan los comediantes de la política mexicana, nos distraemos de problemas que a largo plazo pueden convertirse en conflictos de gran alcance.
Ahora que se agrava la problemática del agua a nivel mundial y que México va a ser anfitrión del IV Foro Mundial del Agua, es preciso voltear los ojos hacia la forma cómo sin prever consecuencias, los fraccionadores y funcionarios públicos sin escrúpulos afectan las zonas de reserva ecológica.
Una de ellas es el corredor biológico Chichinautzin, cercano al Distrito Federal, que comprende dos parques nacionales: Lagunas de Zempoala y El Tepozteco. La zona es extensa. Me voy a referir a la ubicada en lo que fue el volcán Ololica.
Fue declarada área natural de protección a flora y fauna en noviembre de 1988, como lo son también las Lagunas de Montebello en Chiapas o los Pantanos de Centla en Tabasco y Campeche.
Pero, curiosamente, en el kilómetro 45 de la carretera Xochimilco-Oaxtepec, enfrente de donde se encuentra un anuncio de que la zona es de amortiguamiento del Corredor Biológico Chichinautzin, también existen espectaculares de fraccionamientos como Villa Campestre y más adelante Los Olivos, Paraíso del Conquistador, El Calmil, Los Robles, Los Pinos y El Vigía, entre otros. Alguno de ellos tienen su origen cuando Fortunato Reyes los inició en los años 70.
Esta zona se encuentra dentro del Eje Transversal Transísmico, por lo cual cuenta con características geológicas especiales formadas desde el pleistoceno medio, donde se generaron rocas de origen basáltico, que permiten la infiltración y decantación del agua y se convierte en área de recarga de los mantos acuíferos de Apatlaco, Cuernavaca y el Distrito Federal.
La zona boscosa atrae el agua, la cual se detiene con la capa vegetal, permitiendo que se transmine y abastezca los mantos acuíferos.
Sin embargo, a últimas fechas han realizado cambios en el uso del suelo de forestal a suburbano, y de área boscosa a zonas de cultivo, proliferando el cultivo del nopal, y acaban con la zona de bosque, lo que propicia que el agua de lluvia deje de transminarse, es decir, que se escurra.
Con la desaparición del bosque, también están en peligro de perderse alrededor de 350 especies de fauna silvestre y fauna como son 14 especies de anfibios, 39 de reptiles, 149 de aves, de las cuales 20 son endémicas y 59 de mamíferos.
Entre la fauna silvestre amenazada se encuentran el conejo de los volcanes o teporingo, la codorniz listada, el pachacua orejón, cuatro especies de colibríes, tres de pájeros carpinteros, el papamoscas, el reyezuelo, primavera, hiitlacoche, verdín, orejas de plata, gallinita de monte, tangara cabeza roja, pinzón, gorrión zacatonero y zorzal rayado, entre otros.
Además en la zona existen varios conventos del siglo XVII y cuevas con pinturas rupestres, como en Tlanepantla.
Sin embargo, toda esta zona con sus riquezas naturales y artísticas está en peligro de desaparecer a futuro por la voracidad de esos fraccionadores y la incapacidad de los encargados del Corredor Biológico, pues apenas tienen 14 elementos para cuidar los dos parques nacionales, incluidas sus zonas nucleo y las de amortiguamiento.
Es decir, que si no se detiene este problema ahora que llega a la zona de amortiguamiento, es probable que en pocos años rompa el equilibrio ecológico y el ecosistema del lugar. Y está a unos pasos del ya conflictivo Distrito Federal.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
Corredor biológico Chichinautzin
Renato Consuegra
(2005-08-01)
Publicada en el diario Rumbo de México
Pasmados por la información espectáculo que día a día nos recetan los comediantes de la política mexicana, nos distraemos de problemas que a largo plazo pueden convertirse en conflictos de gran alcance.
Ahora que se agrava la problemática del agua a nivel mundial y que México va a ser anfitrión del IV Foro Mundial del Agua, es preciso voltear los ojos hacia la forma cómo sin prever consecuencias, los fraccionadores y funcionarios públicos sin escrúpulos afectan las zonas de reserva ecológica.
Una de ellas es el corredor biológico Chichinautzin, cercano al Distrito Federal, que comprende dos parques nacionales: Lagunas de Zempoala y El Tepozteco. La zona es extensa. Me voy a referir a la ubicada en lo que fue el volcán Ololica.
Fue declarada área natural de protección a flora y fauna en noviembre de 1988, como lo son también las Lagunas de Montebello en Chiapas o los Pantanos de Centla en Tabasco y Campeche.
Pero, curiosamente, en el kilómetro 45 de la carretera Xochimilco-Oaxtepec, enfrente de donde se encuentra un anuncio de que la zona es de amortiguamiento del Corredor Biológico Chichinautzin, también existen espectaculares de fraccionamientos como Villa Campestre y más adelante Los Olivos, Paraíso del Conquistador, El Calmil, Los Robles, Los Pinos y El Vigía, entre otros. Alguno de ellos tienen su origen cuando Fortunato Reyes los inició en los años 70.
Esta zona se encuentra dentro del Eje Transversal Transísmico, por lo cual cuenta con características geológicas especiales formadas desde el pleistoceno medio, donde se generaron rocas de origen basáltico, que permiten la infiltración y decantación del agua y se convierte en área de recarga de los mantos acuíferos de Apatlaco, Cuernavaca y el Distrito Federal.
La zona boscosa atrae el agua, la cual se detiene con la capa vegetal, permitiendo que se transmine y abastezca los mantos acuíferos.
Sin embargo, a últimas fechas han realizado cambios en el uso del suelo de forestal a suburbano, y de área boscosa a zonas de cultivo, proliferando el cultivo del nopal, y acaban con la zona de bosque, lo que propicia que el agua de lluvia deje de transminarse, es decir, que se escurra.
Con la desaparición del bosque, también están en peligro de perderse alrededor de 350 especies de fauna silvestre y fauna como son 14 especies de anfibios, 39 de reptiles, 149 de aves, de las cuales 20 son endémicas y 59 de mamíferos.
Entre la fauna silvestre amenazada se encuentran el conejo de los volcanes o teporingo, la codorniz listada, el pachacua orejón, cuatro especies de colibríes, tres de pájeros carpinteros, el papamoscas, el reyezuelo, primavera, hiitlacoche, verdín, orejas de plata, gallinita de monte, tangara cabeza roja, pinzón, gorrión zacatonero y zorzal rayado, entre otros.
Además en la zona existen varios conventos del siglo XVII y cuevas con pinturas rupestres, como en Tlanepantla.
Sin embargo, toda esta zona con sus riquezas naturales y artísticas está en peligro de desaparecer a futuro por la voracidad de esos fraccionadores y la incapacidad de los encargados del Corredor Biológico, pues apenas tienen 14 elementos para cuidar los dos parques nacionales, incluidas sus zonas nucleo y las de amortiguamiento.
Es decir, que si no se detiene este problema ahora que llega a la zona de amortiguamiento, es probable que en pocos años rompa el equilibrio ecológico y el ecosistema del lugar. Y está a unos pasos del ya conflictivo Distrito Federal.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
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