(2005-07-01)
Publicada en el diario Rumbo de México
Primero fue Vicente Fox el que llamó a celebrar. Luego su partido hizo suya la convocatoria. Finalmente la culminan asociaciones civiles con fuerte inclinación al panismo y la ultraderecha. Es decir, la misma cosa.
Y para poner la cereza al pastel de la concentración para festejar el llamado cambio, los organismos cívicos que tomaron la estafeta, anunciaron la participación en el acto de mañana del polaco Lech Walesa, iniciador en su país —con apoyo de la Iglesia católica— del derrumbe del socialismo en Europa del Este.
Así que, finalmente, a pesar de todas las protestas, amenazas y pataleos, el acto se realizará porque hasta el momento, como está la ley, no existe ningún tipo de penalización para el gobernante que haga proselitismo a favor de su partido.
Todo este show alrededor de la celebración que harán mañana las llamadas ONG’s de fuerte filiación panista, el PAN y el presidente Fox se debió, principalmente a un fuerte problema que no permite avanzar al país en general y a la democracia en particular: que las relaciones entre los distintos factores de la vida pública y social en México, son relaciones basadas en la desconfianza.
Es claro que el presidente, el PAN y sus simpatizantes quieren influir en la elección del domingo en el Estado de México. Pero también está más que comprobado que el Jefe de Gobierno del Distrito Federal también ha metido su cuchara en la contienda mexiquense, y ni se diga el gobernador Arturo Montiel, quien continúa promocionando a su administración.
Sin embargo, si observamos el asunto desde un punto de vista neutral, el 2 de julio se ha convertido en una efeméride para los panistas —aún sin haberla celebrado antes— como el 18 de marzo es un suceso de relevancia histórica para los priístas, quienes a fuerza de tener el poder lo hicieron una fecha de celebración nacional.
Entonces, para los amantes y seguidores de la democracia —no es eso por lo que hubo muchos desvelos, discursos, negociaciones y hasta muertos— más adelante deberán hacer suya esta fecha. Y no porque haya democracia en el país. Tampoco porque el actual gobierno es un administrador capaz de la economía, la política y la justicia. Mucho menos porque haya cumplido con las promesas que su abanderado hizo en campaña.
La fecha deberá ser acogida porque representa un parteaguas para la Nación. Significa que el país dejó de ser un ente inmóvil, monolítico, sin vida y, por el contrario, aunque empujado por fuerzas extrañas, resolvió darse una oportunidad y votó por la alternancia.
El hecho de que hoy Fox haga proselitismo se ve como inmoral y antiético. Pero en otros países todo mundo lo ha hecho. Lo hicieron los gobiernos del PRI y lo hizo también el PRD en 2000.
Pero sobre todo, porque el presidente, dígase Fox o cualquiera otro, no pierde sus derechos democráticos por ser funcionario público. Tiene intactos sus derechos de votar, ser votado, hacer campaña o expresar sus ideas, mientras no tenga la banda presidencial, no lo haga desde la tribuna del Ejecutivo y no utilice para el acto recursos del Estado.
Porque el presidente en México es Jefe de Estado, jefe de Gobierno y ciudadano. Y actúa en algunos casos como Jefe de Estado, donde representa a la Nación; en otros como jefe del Ejecutivo en su relación con los poderes legislativo y judicial; y en otros más como ciudadano.
Si México continúa basando sus relaciones en la desconfianza, más oportunidad tendrán los grupos de interés conservadores en hacerse o rehacerse del poder y más lento o imposible será el paso a una democracia moderna.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
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