miércoles, junio 08, 2005

Una secretaría debilitada

(2005-06-08)
Publicada en el diario Rumbo de México

Católico hasta las barbas, Carlos María Abascal Carranza, el nuevo secretario de Gobernación es visto por los enemigos políticos de su partido como el hombre que operará las elecciones de 2006 para Santiago Creel y la ultraderecha mexicana, por lo que representa habitar el Palacio de Covián.
Sin embargo, debemos entender que la Secretaría de Gobernación no es ya lo que fue hasta hace tres sexenios, desde donde había una operación política con gran poder e influencia, que no se tentaba para utilizar la violencia si era necesario, pero que también tenía el control de las elecciones y la inteligencia.
Esa secretaría se desdibujó desde que Carlos Salinas decidió nombrar a José María Córdoba Montoya como su jefe de gabinete. Entonces ya no fue con el Secretario de Gobernación con quien consultaban los secretarios de Estado, los gobernadores y líderes partidistas o parlamentarios, sino con quien era depositario de la última aduana antes de llegar al Presidente.
Esta pérdida de poder motivó, entre otras razones, la salida de Fernando Gutiérrez Barrios y la llegada de Patrocinio González, a quien le estalló la guerra mediática del EZLN precisamente por la carencia de información.
La gestión de Jorge Carpizo fue singular por sus caprichosas amenazas, y la figura del habitante de la casona de Bucareli perdió toda su fuerza cuando Esteban Moctezuma no pudo sacar a Roberto Madrazo del gobierno de Tabasco.
A Emilio Chuayffet le dieron una beca en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM tras la matanza de Acteal que no supo enfrentar, y el paso de Francisco Labastida y Diódoro Carrasco fue tan gris como la candidatura presidencial del sinaloense, porque en el último tramo del sexenio zedillista Liévano Sáenz se convirtió en el operador.
A la llegada de Santiago Creel esa secretaría terminó por quedar anodina, sin brazos políticos y, por tanto, sin fuerza para la operación. Dejó de ser el conducto natural y los gobernadores y secretarios de Estado comenzaron a “acordar” en Los Pinos.
También le quitaron la hegemonía de la seguridad interior al crearse la Secretaría de Seguridad Pública Federal y llevarse, con ella, la dirección de Readaptación Social (reclusorios); además de entregar el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) a Eduardo Medina Mora Icaza, un ex empleado de la empresa Desc, corporativo acusado de traficar con información de inteligencia, que se dedicó más a trabajar sobre la candidatura de Santiago Creel que a los asuntos de la seguridad nacional.
Así, Creel prácticamente nada pudo hacer entre su falta de interlocución con los demás actores políticos y el cuidadoso manejo de su figura, con fines electorales. El caso más ruidoso fue el de San Salvador Atenco.
Mucho menos pudo operar la elección de 2003 para que su jefe Vicente Fox tuviera un congreso a modo para la segunda parte de su mandato.
Para 2006 la Secretaría de Gobernación tampoco será el árbitro electoral como muchos piensan. La decisión no se tomará, seguramente en la cancha, sino en la mesa, y frente al desprestigio del IFE corresponderá al Tribunal Federal Electoral dar la decisión en una elección presidencial que se prevé de tres tercios.
Quizá recuperar la fuerza de la Secretaría de Gobernación sea la encomienda para el Caballero de la Gran Cruz del Mérito, de la Sagrada Orden Militar Constantiniana, Carlos María Abascal. La duda es si su disciplina religiosa le ayudará para una encomienda política tal.

renatoconsuegra@yahoo.com.mx

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