(2005-06-07)
Publicado en el diario Rumbo de México
Publicado en el diario Rumbo de México
Si por algo se caracterizó Adolfo Aguilar Zínser fue por decir las cosas como eran desde su particular perspectiva, con independencia. Por lo mismo resultó incómodo para muchos, muy a pesar de la inteligencia con la que planteaba sus análisis.
No por otra cosa Jorge G. Castañeda se quiso deshacer de él y de acuerdo con Vicente Fox, lo enviaron como embajador al Consejo de Seguridad de la ONU –algo así como arrumbarlo–, antes de que el papel de México se volviera protagónico tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, y la función de Aguilar Zínser tomara relevancia.
De igual forma, en 1994 fue alejado de la burbuja alrededor de Cuauhtémoc Cárdenas, porque detallaba paso a paso la equivocación en las estrategias de la campaña hacia la Presidencia de la República, en un equipo que no tenía otra cosa que una visión triunfalista y ocultaba información al candidato. De esa experiencia surgió el libro Vamos a ganar.
Quizá hoy Aguilar dejó en el tintero algún esbozo sobre los principales roces por la política seguida en el Consejo de Seguridad, tras el 11 de septiembre, y el fondo de lo que englobó aquella frase, cuando dijo que "Estados Unidos nunca ha visto a México como socio; nos ven todavía como su patio trasero".
Aguilar Zínser sabía muy bien por qué dijo lo que dijo. Tuvo información y criticó la estrategia de entrega que el gobierno de Carlos Salinas hizo de los bienes del país y la negociación del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN). Conoció la política exterior de México durante su estancia en el equipo foxista, de total acercamiento a los Estados Unidos porque el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea no caminó, mientras a Japón no le interesó firmar un acuerdo con nuestro país.
Dio a conocer el determinismo impulsado desde Salinas, Ernesto Zedillo y hoy Fox. De igual forma, reveló las mentiras que le vendieron al pueblo de México.
El ex embajador estadounidense Jeffrey Davidow destapó una de ellas en su El oso y el puercoespín: Nunca se consideró seriamente la propuesta del acuerdo migratorio como tanto “vendió” Jorge Castañeda a los connacionales en aquel país, porque este requiere de la intervención del Congreso de los Estados Unidos y no sólo una negociación con el gobierno.
Tras su oposición a la intervención armada de los Estados Unidos en Irak, en una reunión entre Vicente Fox y George Bush, el presidente estadounidense habló de un “embajador incómodo” y antes de que terminara de explicar, el mandatario mexicano respondió que ya se estaban tomando las medidas pertinentes, es decir, su despido.
Aguilar no estaba en el perfil de los diplomáticos mexicanos afines con la política intervencionista de Washington, mucho menos con la política integracionista mexicana por un factor económico.
Es decir, estaba en contra de que por anclarnos al tren económico de los Estados Unidos (de todas formas los beneficios son prácticamente nulos o lo que nos quieran arrojar al patio trasero), debamos tragar camote en la política bilateral y multilateral.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
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