(2005-06-30)
Publicada en el diario Rumbo de México
Publicada en el diario Rumbo de México
El Instituto Federal Electoral ha sido hasta hoy la clave de la supuesta e insuficiente democracia que tenemos.
El IFE, debemos recordar, es una institución construida con mucho esfuerzo a lo largo de complicadas negociaciones durante toda la década pasada y, también, muchos muertos, principalmente del PRD.
Pero ante su debilidad, porque nació débil, el actual y ampliamente criticado Consejo General salió el domingo a la opinión pública a tratar de aprovechar una oportunidad que le dio la coyuntura política, para aparentar fuerza moral.
Sus integrantes quisieron exhibirse como un consejo fuerte, defensor de la democracia. Sin embargo, al hacerlo cometieron errores.
Al hacer “un llamado a los titulares de gobierno y a los servidores públicos de todos los niveles para que se abstengan de emitir opiniones o desplegar conductas que puedan afectar la equidad de la competencia, limitar la libertad del sufragio y, potencialmente, generar un clima de confrontación y desconfianza que poco abona a la celebración de una contienda electoral pacífica y equitativa”, no dieron a conocer a qué contienda se referían, si a la de este domingo 3 de julio o la del 6 de julio de 2006.
Porque a pesar de parecer una simpleza, es necesario saber si los miembros del Consejo General del IFE se quisieron adelantar para la segura celebración que harán el panismo y el actual presidente de la República a cuatro días de la elección presidencial del próximo año.
De ser así, el llamado debió ser en otra fecha y no a una semana de la contienda mexiquense.
Porque si lo hicieron para referirse a las elecciones del domingo en el Estado de México, flaco favor hacen a la democracia y a su propia imagen, al inmiscuirse en la soberanía de un estado de la federación.
El Estado de México tiene su propia constitución, su propia ley electoral, su propio instituto y su propio Consejo General. De igual forma, son ellos, y nadie más que ellos, a quienes corresponde manejar sus elecciones.
En todo caso a quien concernía hacer el llamado al presidente Vicente Fox, a Andrés Manuel López Obrador, a los gobernadores de los estados vecinos y al propio gobernador Arturo Montiel, era al órgano electoral del Estado de México.
Con la agravante de que los integrantes del Consejo General del Instituto Electoral del Estado de México acaban de ser remplazados por sus evidentes hechos de corrupción. Hacerlo, a los nuevos integrantes les habría dado fuerza moral.
Pero al entremeterse en ese estado de cosas, lo único que propicia el Consejo General del IFE es exacerbar las manifestaciones contra la inequidad de la contienda y terminar por anular la confianza en el IEEM.
En este contexto, además, el propio IFE no termina de arreglar sus asuntos internos. Ya es un secreto a voces que a Alejandro Poiré, actual director Ejecutivo de Prerrogativas y Partidos Políticos del IFE, le andan buscando un sustituto. Y si sale Poiré, se tomará como una debilidad del consejero Arturo Sánchez, presidente de la Comisión de Fiscalización.
Ahora, también, afirman que el reemplazo será Ricardo Raphael de la Madrid, quien no está impedido legalmente de serlo, pero debe recordarse que hace dos años todavía era representante del Partido México Posible en el Consejo General del IFE.
¿Entonces de qué hablan los consejeros?
Como decía arriba, el IFE ha sido la clave de la supuesta y pingüe democracia que tenemos. Pero el descuido de sus actuales integrantes puede tener funestas consecuencias para esta incipiente democracia.
Es un asunto poco percibido ahora. Lo medirán cuando venga el caos con las elecciones presidenciales, cuando se hable de fraude electoral, cuando se arme un gran escándalo y se desmantele el IFE porque ya no sirvió, al perder la confianza de la gente y de los partidos políticos.
Es hora de evitar las torpezas y, sí, fortalecer al IFE.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx