Publicada en el diario Rumbo de México
Los trabajadores del IFE han sufrido una serie de atropellos a sus derechos, que van desde la imposibilidad de mejorar sus condiciones económicas, hasta despidos, debido a la indefensión jurídica que he relatado con amplitud en mis escritos periodísticos,
En el IFE ha ocurrido que recientemente fueron despedidos una cantidad importante de trabajadores de base. Pero a cambio, han llegado trabajadores, amigos de los dirigentes, recomendados por los impulsores de estos desde los partidos políticos, a ganar salarios sustancialmente mayores que los de los trabajadores administrativos.
Es prudente hacer notar que los postulados esgrimidos por los dirigentes del IFE son letra muerta hacia el interior del propio Instituto, donde los trabajadores que se han atrevido a denunciar actos de corrupción o simple y sencillamente desean proteger sus derechos laborales con la creación de un sindicato, hoy sufren de terrorismo laboral por omisión de los consejeros o de la Secretaría Ejecutiva.
Documenté hace algunos meses el caso de Ramón Hernán Guevara López, quien fuera jefe del departamento de Operación de Sistemas de la Junta Local Ejecutiva en Guanajuato. Tras haber convocado a sus compañeros a la Asamblea Constitutiva de la Delegación estatal del Sindicato de Trabajadores del IFE, el 19 de enero pasado, una semana después Ramón Hernán comenzó a ser presionado para presentar su renuncia.
Datos de este caso los tuvo la ex secretaria ejecutiva María del Carmen Alanís Figueroa desde el 29 de enero, sin que tomara cartas en el asunto.
Casos parecidos fueron los de Ignacio Cárdenas y Sanjuana López de Calderón, despedidos por quejarse de la existencia de presuntos aviadores o personal que no cubría sus horas de trabajo, también en Guanajuato.
O, por ejemplo, los despidos de Marcelino Cruz Valencia, Alejandro Mendoza Ramos, Marco Martínez Coronilla, Óscar Martínez Martínez y César Barrera Centeno, por denunciar que en la bodega de bienes consumibles localizada en Tetix 186, colonia Pedregal de San Nicolás, en el Distrito Federal, había bienes sin contabilizar por órdenes superiores.
Este almacén estaba a cargo en su momento, del actual Secretario Ejecutivo del IFE, Manuel López Bernal. Junto con ellos fueron despedidos 69 empleados más.
Estos son sólo algunos ejemplos de que los trabajadores del "Palacio de la Democracia", a diferencia de lo que sus superiores pregonan hacia el exterior, se encuentran con sus derechos conculcados y a merced de las venganzas, antipatías o acomodos de sus jefes, en una relación donde la equidad y la confianza simple y sencillamente, no existen.
Frente a este panorama de los trabajadores del IFE sería muy cnveniente que se encuentre el mecanismo para que a la vez que garantice el eficaz y oportuno funcionamiento del Instituto Federal Electoral, se protejan los derechos laborales de los trabajadores.
Y mientras se encuentra el mecanismo jurídico para formalizar el registro del sindicato, promover la creación de un órgano regulador de las relaciones institucionales, que salvaguarde los derechos laborales, fomente la capacitación y desarrollo a partir de centros de formación profesional, y mediante indicadores previamente establecidos, _evalúe los incrementos de salario.
Mantener a los trabajadores del IFE en estado de indefensión no es simplemente una injusticia, sino un retroceso para la bien ganada democracia electoral que tenemos al momento.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
Los trabajadores del IFE han sufrido una serie de atropellos a sus derechos, que van desde la imposibilidad de mejorar sus condiciones económicas, hasta despidos, debido a la indefensión jurídica que he relatado con amplitud en mis escritos periodísticos,
En el IFE ha ocurrido que recientemente fueron despedidos una cantidad importante de trabajadores de base. Pero a cambio, han llegado trabajadores, amigos de los dirigentes, recomendados por los impulsores de estos desde los partidos políticos, a ganar salarios sustancialmente mayores que los de los trabajadores administrativos.
Es prudente hacer notar que los postulados esgrimidos por los dirigentes del IFE son letra muerta hacia el interior del propio Instituto, donde los trabajadores que se han atrevido a denunciar actos de corrupción o simple y sencillamente desean proteger sus derechos laborales con la creación de un sindicato, hoy sufren de terrorismo laboral por omisión de los consejeros o de la Secretaría Ejecutiva.
Documenté hace algunos meses el caso de Ramón Hernán Guevara López, quien fuera jefe del departamento de Operación de Sistemas de la Junta Local Ejecutiva en Guanajuato. Tras haber convocado a sus compañeros a la Asamblea Constitutiva de la Delegación estatal del Sindicato de Trabajadores del IFE, el 19 de enero pasado, una semana después Ramón Hernán comenzó a ser presionado para presentar su renuncia.
Datos de este caso los tuvo la ex secretaria ejecutiva María del Carmen Alanís Figueroa desde el 29 de enero, sin que tomara cartas en el asunto.
Casos parecidos fueron los de Ignacio Cárdenas y Sanjuana López de Calderón, despedidos por quejarse de la existencia de presuntos aviadores o personal que no cubría sus horas de trabajo, también en Guanajuato.
O, por ejemplo, los despidos de Marcelino Cruz Valencia, Alejandro Mendoza Ramos, Marco Martínez Coronilla, Óscar Martínez Martínez y César Barrera Centeno, por denunciar que en la bodega de bienes consumibles localizada en Tetix 186, colonia Pedregal de San Nicolás, en el Distrito Federal, había bienes sin contabilizar por órdenes superiores.
Este almacén estaba a cargo en su momento, del actual Secretario Ejecutivo del IFE, Manuel López Bernal. Junto con ellos fueron despedidos 69 empleados más.
Estos son sólo algunos ejemplos de que los trabajadores del "Palacio de la Democracia", a diferencia de lo que sus superiores pregonan hacia el exterior, se encuentran con sus derechos conculcados y a merced de las venganzas, antipatías o acomodos de sus jefes, en una relación donde la equidad y la confianza simple y sencillamente, no existen.
Frente a este panorama de los trabajadores del IFE sería muy cnveniente que se encuentre el mecanismo para que a la vez que garantice el eficaz y oportuno funcionamiento del Instituto Federal Electoral, se protejan los derechos laborales de los trabajadores.
Y mientras se encuentra el mecanismo jurídico para formalizar el registro del sindicato, promover la creación de un órgano regulador de las relaciones institucionales, que salvaguarde los derechos laborales, fomente la capacitación y desarrollo a partir de centros de formación profesional, y mediante indicadores previamente establecidos, _evalúe los incrementos de salario.
Mantener a los trabajadores del IFE en estado de indefensión no es simplemente una injusticia, sino un retroceso para la bien ganada democracia electoral que tenemos al momento.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
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