Publicada en el diario Rumbo de México
“Que nadie se llame a engaño”, fue el título de la columna publicada en este espacio el pasado 3 de junio. En ella describimos que, obsesionado por las encuestas, Andrés Manuel López Obrador estaba más atento a las mediciones geodemográficas, que a los sucesos en la ciudad.
El lunes de aquella semana, el entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal mostró jubiloso la encuesta publicada por el diario Reforma, que lo colocaba con 36 por ciento de las preferencias; a Roberto Madrazo con 25 y a Santiago Creel con 24.
La distancia parecía inalcanzable y, con López en la cúspide de la victimización por el presunto desafuero por el predio “El Encino”, para sus seguidores aquella delantera parecía profundizarse.
Sin embargo, con el fin de evitar un espejismo y no llamar a nadie a engaño, aquí dijimos que era sumamente importante analizar otros aspectos de la adelantada carrera presidencial pues, sin duda, jugarían en el resultado final, dado que un desenlace como el que en aquel momento se pronosticaba, sería verdaderamente una sorpresa el 2 de julio de 2006.
Entonces dijimos que el primer aspecto a observar era que López Obrador cabalgaba solo por la pista de carreras, pues en los otros partidos sólo había precandidatos. Y preguntamos, ¿qué ocurrirá cuando se encuentren en el Hipódromo todos los corredores y entonces la gente mire las posibilidades de cada uno de ellos?
Pues ocurrió. Una vez que PRI y PAN seleccionaron a sus candidatos a la Presidencia de la República, los ciudadanos que en meses anteriores se habían manifestado como indecisos comenzaron a tomar partido y la ventaja de López Obrador no sólo se redujo porque sus adversarios incrementaron sus porcentajes, sino que cayó en las preferencias.
El miércoles la empresa Consulta Mitofsky dio a conocer que el candidato del PRD continúa al frente de las encuestas con 35 por ciento de las preferencias, sin embargo, en la medición de esta casa encuestadora fue a la baja, ya que en mayo de 2005 llegó a su máximo nivel de preferencia con 49 por ciento, pero en agosto descendió a 46 y en tres meses perdió 11 puntos porcentuales.
El candidato del PRI, Roberto Madrazo, se mantiene en un porcentaje que ha rondado el 30 por ciento.
En tanto, Felipe Calderón se ha constituido en la sorpresa pues luego de tomar en 24 por ciento la bandera del PAN, que durante varios meses mantuvo Santiago Creel, la elevó a 29 por ciento para ponerse a sólo 6 puntos porcentuales de López Obrador.
El incremento en las preferencias electorales a favor del panista se vio reflejado por un proceso exitoso a pesar de los cuestionamientos interesados que en su momento hubo por parte de los candidatos derrotados.
El segundo aspecto previsto en junio pasado tiene que ver con el llamado voto duro de los partidos políticos.
Y en esta medición el PRI se mantiene por arriba de los demás partidos con 26 puntos, uno menos que la encuesta anterior; en tanto que el PAN ganó tres para llegar a 21, mientras el PRD también fue a la baja con un punto. Es de hacerse notar que el porcentaje de indecisos bajó en la proporción que aumentó la preferencia por el PAN.
Ahora, estas mediciones cambiarán para la siguiente exploración de Mitofsky, dado que el próximo 10 de diciembre se definirán las coaliciones y lo más seguro es que partidos como el Verde y el PT se alineen en alianza con el PRI, mientras Convergencia lo haga con el PAN y el partido Nueva Alianza, ahora que Elba Esther Gordillo le declaró la guerra a Roberto Madrazo, seguramente va a nombrar a un candidato que declinará por Felipe Calderón al cuarto para las doce.
El otro, y el que parece será la cuarta opción en las boletas, es Alternativa, que el 26 de noviembre definirá si confirman la candidatura de Patricia Mercado o se inclinan por un externo como Jorge G. Castañeda.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
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