jueves, noviembre 10, 2005

Sindicato IFE/1 de II

Publicada en el diario Rumbo de México

El respeto a la libertad y a los derechos básicos de las personas sería en su estado perfecto, el cimiento de instituciones sanas, indispensables para el crecimiento de la Nación; sin embargo por errores, malas intenciones o la natural perversión humana, se van limitando las conciencias.
¿Alguien podría dudar del Instituto Federal Electoral como una entidad fundamental para el proceso de democratización del país?
¿Que su actuación debe ser, no solamente imparcial, sino actuar con igual o mayor grado de institucionalidad que el resto de las entidades del Estado, para preservar la vida política del país, de la misma forma que el Ejército mexicano lo hace con la seguridad nacional?
¿Y que dada su trascendencia, debe garantizar en tiempo y forma, sin ningún asomo de duda, la celebración de los comicios mandatados por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para realizar de manera periódica y ordenada los cambios de poderes que toda Nación democrática requiere?
Ni duda cabe.
El pero, sin embargo, proviene de que con el fin de presuntamente garantizar el oportuno funcionamiento de este factor del proceso democrático del país, en su momento el legislador no tuvo recato en introducir en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), un artículo 172 cuyo primer párrafo advierte que el personal que integre no solamente los Cuerpos del Servicio Profesional Electoral, sino también las ramas administrativas del Instituto, será considerado de confianza y quedará sujeto al régimen establecido en la fracción XIV del apartado B, del artículo 123 de la Constitución.
Es decir, con este párrafo, de un plumazo anularon cualquier posibilidad de que los trabajadores se asocien u organicen a través de un sindicato para realizar la defensa colectiva de sus intereses y derechos laborales dentro del marco de la Constitución Política que nos rige.
De una forma autoritaria, el legislador impuso los candados para impedir que, en el futuro, pudiera existir un emplazamiento a huelga durante un proceso electoral, de la misma forma como suprimieron toda posibilidad de que un grupo de trabajadores pudiera partidizar su agrupación laboral y apoyar con sus acciones a un instituto político. Es decir, previeron un posible boicot.
Quizá estas dos consideraciones suenen congruentes con los tiempos recientes.
Evidentemente, con un sindicato también se corre el peligro de que, como acontece con buena cantidad de las entidades donde cuentan con personal sindicalizado, el proceso de trabajo se burocratice y a las 17:00 horas todo mundo levante el vuelo en pleno proceso electoral, sobre todo cuando el 80 por ciento de la plantilla laboral del Instituto Federal Electoral es administrativo, y sólo el 20 por ciento pertenece al Servicio Profesional Electoral. Pero no somos clarividentes y no se puede saber qué pasaría.
Sin embargo, es incongruente que en la entidad donde se asienta la democracia, donde supuestamente se cuida que los valores de imparcialidad, equidad e igualdad sean la divisa para el correcto tránsito de la política de México, se actúe en sentido contrario. Donde los principios de equidad, justicia y democracia son pregonados de manera reiterada, las prácticas son totalmente diferentes al discurso.
Porque, veamos, el propio artículo 172 del COFIPE advierte que “las diferencias o conflictos entre el Instituto Federal Electoral y sus servidores serán resueltas por el Tribunal Electoral conforme al procedimiento previsto en la ley de la materia”.
Estoy de acuerdo con los trabajadores del IFE que impulsan la posibilidad de crear un sindicato para defender sus derechos laborales, cuando dicen que de forma asombrosa, un asunto de carácter administrativo en lo laboral, se convirtió en un expediente electoral cuando es trasladado al TRIFE.
Pero no sólo eso. Sino que la instancia jurisdiccional, lejos de manifestar su incompetencia frente asuntos de carácter laboral, no sólo aceptó conocer del tema cuando se le presentó la solicitud de los trabajadores para asociarse, sino que determinó negar el registro del sindicato.

renatoconsuegra@yahoo.com.mx

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