jueves, noviembre 03, 2005

El nuevo PRI

Publicada en el diario Rumbo de México

Hace algunas semanas expresamos en este espacio que solamente circunstancias excepcionales podrían provocar un cambio en las tendencias electorales de los últimos cinco años a favor del Partido Revolucionario Institucional en lo que faltaba para la elección presidencial, y permitir que otro partido acumulara un crecimiento mayor al 10 por ciento, cifra que la ciencia política estima como extraordinaria para acumular por un organismo político de una elección a otra, para ganar comicios.
Dábamos cuenta de que entre enero de 2001 y junio pasado se celebraron a lo largo y ancho del país alrededor de 54 procesos electorales locales. Y de los alrededor de 102 millones de votos registrados en las urnas, una suma cercana al 44 por ciento fue a parar a las casillas del PRI, 28 por ciento al PAN y 19 por ciento para el PRD.
De tal forma que la inercia en la tendencia del voto favorecía de manera, diríamos que contundente, al PRI. Y el PRD quedaría rezagado en alrededor de 30 por ciento tras el 2 de julio.
Sin embargo, ocurrieron hechos excepcionales y la fortaleza electoral del PRI, por lo menos en la percepción ciudadana, se ha venido a la baja. Aún no sabemos qué pasará en las urnas.
Pero no fueron factores externos los que han incidido en este fenómeno. Como en 2000, han sido factores al interior del PRI y sus liderazgos los que han propiciado esa caída.
En 2000 no fue solamente el alejamiento del presidente Ernesto Zedillo, quien en lugar de proteger a su partido, lo puso en evidencia. Fue también haber seleccionado a un candidato perdedor como Francisco Labastida, y realizar prácticas gubernamentales que alejaron al PRI de sus bases militantes.
Aún recordamos cuando Ernesto Zedillo dijo que no permitiría que los diputados protegieran delincuentes, cuando desde San Lázaro los tricolores pensaban aprobar un decreto para regularizar a los llamados autos chocolates en abril de 2000. Pero tres meses después de la elección presidencial, con el triunfo de Vicente Fox ya oficializado, el propio Zedillo abrió las puertas para regularizar los vehículos de procedencia extranjera.
Hoy el PRI no tiene el poder federal, pero un grupo del propio PRI se adueñó del partido y lo mantiene como rehén de sus propios intereses.
De acuerdo con el más reciente número de la revista Proceso, los priístas tienen datos preliminares de una encuesta propia en la que, tras el escándalo propiciado por el balconeo a Arturo Montiel y su renuncia a participar en la contienda interna —por obvias razones—, las preferencias electorales del tricolor cayeron incluso por debajo del PAN y el PRD.
Quizá lo datos dados a conocer por la revista, como la caída de un 15 por ciento en las encuestas, aún no sean tan reveladores de esta debacle. Pero lo que si puede darse como un hecho, es que una gran mayoría de “distinguidos” cuadros del PRI dejarán el barco ahora bajo el poder del cacique Roberto Madrazo y se encaramarán al nuevo PRI, bajo la tutela del cacique Andrés Manuel López Obrador.
Ya lo anunciaron Roberto Campa Cifrián y Tomás Ruiz. Pronto lo harán otros “convencidos” tucomistas, pero sobre todo, todos aquellos que saben que no tienen futuro político en el actual PRI.
De esta forma, está claro que el PRD tiene los brazos abiertos para recibir en sus filas a todos aquellos priístas antimadracistas que lo ayuden a reciclar a lo que fue el PRI, para ayudar a ganar al nuevo PRI.

renatoconsuegra@yahoo.com.mx

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