Las vicisitudes de la última semana confirman que al interior del Partido Acción Nacional comienza a gestarse una verdadera revolución de proyecto partidista y, probablemente, muy pronto haya un nuevo grupo en el poder.
Tras los hechos registrados en la última semana, da la impresión que comenzaron a cobrarse afrentas dejadas por Vicente Fox y su grupo, cuando envés de hacer gobierno con el partido, el presidente prefirió aliarse con sus compañeros empresarios, con los que llegó al PAN o quienes alguna ocasión lo impulsaron, una vez que decidió navegar por los mares de la política a fines de los años 80.
Fox sólo incorporó a su gabinete a Rodolfo Elizondo y a Josefina Vázquez Mota, personajes que a fuerza de su trabajo se mantienen como cuota partidista.
Así, los llamados panistas tradicionales comenzaron con su cobro de cuentas en julio pasado, cuando se trató de elegir al gobernador del Estado de México, pues dejaron prácticamente solo y con su alma a Rubén Mendoza Ayala, quien alguna ocasión se identificó con ellos, ya que Mendoza cometió la torpeza de presentar y tener como invitada principal en el acto de inicio de campaña a Martha Sahagún.
Más adelante, el regañado Felipe Calderón le puso una tunda al candidato de la Presidencia de la República a la candidatura panista, Santiago Creel, y también a Alberto Cárdenas Jiménez, al hacer un llamado al voto a todos aquellos que nacieron panistas a la política.
Recordemos que cuando Calderón dio a conocer sus aspiraciones presidenciales a fines de mayo de 2004, de inmediato fue regañado por el presidente Vicente Fox, quien de inmediato le solicitó su renuncia a la Secretaría de Energía a la que había llegado a mediados de septiembre de 2003.
Esta medida autoritaria del poder en contra de uno de sus hijos consentidos, dio la voz de alerta al PAN tradicional: no los querían nuevamente en la contienda y los harían a un lado, como Fox lo hizo para las elecciones de 2000.
De modo que Calderón inició una serie de alianzas internas que llevaron a sus militantes a apostar, por ejemplo, por Carlos Medina Plascencia para la presidencia del partido.
Y al verse nuevamente derrotados por el poder desde el gobierno, tras el triunfo de Manuel Espino, incrementaron nuevamente su actividad política para recuperar espacios. Y de esa forma derrotaron a la mancuerna Creel-Espino.
A este pataleo y posterior reacomodo de los panistas tradicionales se debe también la derrota de Javier Usabiaga como precandidato al gobierno de Guanajuato, luego de haber tenido en sus manos durante más de cuatro años y medio la secretaría de Agricultura.
Pero más aún, la inhabilitación y presunta investigación a fondo en contra de Carmen Segura Rangel, una panista tradicional sumada a las filas de Santiago Creel. Carmen, junto con su hermana Sandra, nacieron dentro del panismo. Desayunaron, comieron y cenaron en pláticas sobre el partido.
Pero Carmen apostó por Creel y seguramente parte de los recursos perdidos del Fondo Nacional de Desastres Metereológicos (Fondem) fueron para la precampaña del ex secretario de Gobernación.
Entonces no es de extrañarse que Eduardo Romero Ramos, cuota de Francisco Barrio Terrazas en la Secretaría de la Función Pública, aportara la inhabilitación de la exfuncionaria para la nueva alianza panista.
Tras los hechos registrados en la última semana, da la impresión que comenzaron a cobrarse afrentas dejadas por Vicente Fox y su grupo, cuando envés de hacer gobierno con el partido, el presidente prefirió aliarse con sus compañeros empresarios, con los que llegó al PAN o quienes alguna ocasión lo impulsaron, una vez que decidió navegar por los mares de la política a fines de los años 80.
Fox sólo incorporó a su gabinete a Rodolfo Elizondo y a Josefina Vázquez Mota, personajes que a fuerza de su trabajo se mantienen como cuota partidista.
Así, los llamados panistas tradicionales comenzaron con su cobro de cuentas en julio pasado, cuando se trató de elegir al gobernador del Estado de México, pues dejaron prácticamente solo y con su alma a Rubén Mendoza Ayala, quien alguna ocasión se identificó con ellos, ya que Mendoza cometió la torpeza de presentar y tener como invitada principal en el acto de inicio de campaña a Martha Sahagún.
Más adelante, el regañado Felipe Calderón le puso una tunda al candidato de la Presidencia de la República a la candidatura panista, Santiago Creel, y también a Alberto Cárdenas Jiménez, al hacer un llamado al voto a todos aquellos que nacieron panistas a la política.
Recordemos que cuando Calderón dio a conocer sus aspiraciones presidenciales a fines de mayo de 2004, de inmediato fue regañado por el presidente Vicente Fox, quien de inmediato le solicitó su renuncia a la Secretaría de Energía a la que había llegado a mediados de septiembre de 2003.
Esta medida autoritaria del poder en contra de uno de sus hijos consentidos, dio la voz de alerta al PAN tradicional: no los querían nuevamente en la contienda y los harían a un lado, como Fox lo hizo para las elecciones de 2000.
De modo que Calderón inició una serie de alianzas internas que llevaron a sus militantes a apostar, por ejemplo, por Carlos Medina Plascencia para la presidencia del partido.
Y al verse nuevamente derrotados por el poder desde el gobierno, tras el triunfo de Manuel Espino, incrementaron nuevamente su actividad política para recuperar espacios. Y de esa forma derrotaron a la mancuerna Creel-Espino.
A este pataleo y posterior reacomodo de los panistas tradicionales se debe también la derrota de Javier Usabiaga como precandidato al gobierno de Guanajuato, luego de haber tenido en sus manos durante más de cuatro años y medio la secretaría de Agricultura.
Pero más aún, la inhabilitación y presunta investigación a fondo en contra de Carmen Segura Rangel, una panista tradicional sumada a las filas de Santiago Creel. Carmen, junto con su hermana Sandra, nacieron dentro del panismo. Desayunaron, comieron y cenaron en pláticas sobre el partido.
Pero Carmen apostó por Creel y seguramente parte de los recursos perdidos del Fondo Nacional de Desastres Metereológicos (Fondem) fueron para la precampaña del ex secretario de Gobernación.
Entonces no es de extrañarse que Eduardo Romero Ramos, cuota de Francisco Barrio Terrazas en la Secretaría de la Función Pública, aportara la inhabilitación de la exfuncionaria para la nueva alianza panista.
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