miércoles, noviembre 09, 2005

Coctel francés

Publicada en el diario Rumbo de México

Ni duda cabe que el fracaso escolar, la pobreza, la indigencia, la ignorancia o la xenofobia son hechos que podrían haberse convertido en el coctel desde el cual se habrían disparado los sucesos violentos en Francia, aderezados por las disputas políticas entre el Primer Ministro, Dominique de Villepin, y el Ministro del Interior, Nicolás Sarkozy.
Existen otras razones como la discriminación o el racismo de los jóvenes hijos de inmigrantes, la falta de empleo superior al 30 por ciento, la reducción de las subvenciones sociales en los barrios afectados, la injusticia y la desigualdad.
Tampoco se puede dejar de lado la inmovilidad de la policía francesa por distintas circunstancias, desde políticas hasta de operatividad. Lo mismo que la carencia de una legislación sustantiva que permita aplicar castigos comparables con la gravedad de los sucesos, ya que los niños o adolescentes que participan en ellos, difícilmente son sancionados.
Pero, sobre todo, no es posible soslayar que detrás de esta oleada de guerrilla urbana que inició el pasado 27 de octubre con el pretexto de la muerte en condiciones confusas de dos chicos —en un transformador eléctrico mal resguardado cuando supuestamente eran perseguidos por la policía— se encuentran grupos coptados por la delincuencia organizada e, incluso, la guerrilla terrorista islámica.
La situación no es fácil de controlar cuando se mezclan circunstancias tan diversas. Porque lo que sucede en las calles de los suburbios de París no es una manifestación de carácter político como sucedió en los años 60’, cuando las luchas fueron por ser incluidos, cuando tomaron las calles en demanda por sus derechos.
En cambio, el conflicto de los últimos días no se puede parar porque a los niños y jóvenes que participan no les importa ser detenidos. Incluso, la reacción se asemeja a los juegos de video, donde el chiste es destruir todo, incluso matar a policías y les dan puntos.
Entonces, si la juventud parisina de hace 40 años tenía como héroe a Superman, que luchaba por el bien, ahora el referente es la rebeldía de la que se llena este movimiento, presuntamente espontáneo.
Asociado con esto, se encuentran entonces las bandas de mafiosos que controlan el tráfico de drogas en las barriadas y, de acuerdo con los reportes de prensa, incluso en algunos casos existen grupos organizados militarmente, que han convertido los suburbios en zonas de caza y venta ante la impotencia de quienes allí habitan.
Lo que sucede en los barrios de París no es nada lejano a lo que sucedió en noviembre de 2004 en Tláhuac.
La mecha en San Juan Ixtayopan, como en Clichy-sous-Bois, prendió casi en un abrir y cerrar de ojos con esa mezcla de jóvenes que si no viven el aquí y ahora de su rebeldía adolescente, creen que no tienen futuro a mediano o largo plazo, y se convierten en carne de cañón para los grupos de narcotraficantes.
Y aunque haya quienes pretendan encontrar la clave de los sucesos en sesudos análisis y estudios que pretendan ser parte de tesis doctorales, tanto las respuestas como las soluciones son demasiado sencillas. Simple y sencillamente, en Francia como en México, cuidar a nuestra juventud para prevenir que sea utilizada contra el Estado mismo.

renatoconsuegra@yahoo.com.mx

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