lunes, octubre 03, 2005

Focos amarillos

Publicada en el diario Rumbo de México

No es un asunto menor lo que sucede en los órganos electorales del país, tanto a nivel federal como estatales.
Veamos: A casi dos años de haber sido electo el actual Consejo General del IFE, con la del viernes suman ya tres las renuncias de miembros del órgano electoral a cargos de capital importancia por el carácter de su labor.
La primera de ellas fue de Mario Espínola Pinelo, en la Contraloría Interna –la cual continúa acéfala; luego siguió Alejandro Poiré, en la dirección general de Prerrogativas y Partidos Políticos, con relevo de Fernando Agíss Bitar; el viernes se fue María del Carmen Alanís de la secretaria ejecutiva.
Son tres ya las renuncias de primer nivel registradas en la presidencia de Luis Carlos Ugalde.
Y en el caso de Alanís, fue muy clara cuando denunció la injerencia de Ugalde en asuntos de carácter “técnico-administrativos que sólo son competencia legal exclusiva de la Secretaría Ejecutiva del Instituto Federal Electoral”.
El mismo viernes, vía fast track fue reemplazada por Manuel López Bernal, ex director ejecutivo de administración, como el nuevo Secretario General.
Sin embargo, lo alarmante no es que se vaya la gente. Sino los por qué de sus renuncias cuando estamos a nueve meses de los comicios presidenciales.
Alanís expresó que las causas de su dimisión se debieron a "los problemas de comunicación, la falta de confianza y las dudas sobre la operación efectiva de las áreas sustantivas sólo pueden entorpecer el buen desempeño del Instituto y ensombrecer la certeza de las elecciones”.
El caso es el mismo en el Tribunal Electoral de la Federación tras la renuncia de Eloy Fuentes Cerda, “por motivos estrictamente personales”, cuando apenas hace algunos meses fue elegido entre sus compañeros como nuevo presidente en sustitución del fallecido José Luis de la Peza.
Algo sucede con los órganos electorales donde es evidente la injerencia de muy fuertes grupos de interés que atentan contra la imparcialidad de las únicas entidades que hasta el momento no se han visto tocados completamente por el fantasma de la corrupción.
Lo que se juega para el 2006 no es una elección nada más. Es el destino del país por los próximos 12 años, por lo menos, y existen grupos dentro y fuera de los partidos que parecen empeñados en perturbar la credibilidad del IFE y el TRIFE con el fin de tomar decisiones de fuerza en el caso de que las elecciones no salgan de acuerdo con sus intereses primarios.
Y frente a estas señales de alerta, es necesario que los militantes y dirigentes de los partidos políticos comprometidos de manera real y formal con la democracia, llamen a sus correligionarios a alejarse de los órganos electorales o ponerles un dique que les impida desbordar el próximo proceso electoral.
Sobre todo cuando el proceso electoral del próximo año no sólo va a ser el más competido de cuantos tengamos historia, sino que tres grandes fuerzas y muy distintos grupos de interés en los diferentes partidos, apuestan por quedarse con la joya de la corona, a costa de todo, incluida la violencia.

renatoconsuegra@yahoo.com.mx

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