jueves, octubre 13, 2005

Necesidad de un pacto y una agenda


Publicada en el diario Rumbo de México

En un escenario donde Roberto Madrazo va con todo contra Arturo Montiel y viceversa; donde los precandidatos del PAN han tenido que ser detenidos por su dirigencia nacional porque se extralimitaron en sus acusaciones cuando el proceso está prácticamente decidido, y donde Andrés Manuel López Obrador se adueñó del PRD, el escenario para las elecciones federales de 2006 pinta gris.
Una revisión de los 39 procesos electorales efectuados después de los comicios presidenciales del 2000, nos indica que los niveles de abstención son crecientes. Incluso se han ubicado por encima de los registros históricos hasta llegar, algunos, a cerca de 65 por ciento.
Hoy nos encontramos ante un nuevo fenómeno: ya no es el abstencionismo que se daba en la época en que de antemano se sabía que el PRI iba a ganar de calle a sus adversarios de escenografía.
Si antes la gente se preguntaba: ¿para que ir a votar?, lo preocupante hoy es que se da en tiempos en donde hay un cierto grado de certeza en los organismos responsables de organizar los comicios ( IFE, TFPJ, entre otros).
Este fenómeno descalifica, sin duda, el quehacer y hacer de la político por parte de los actuales partidos y de sus integrantes.
En las conclusiones derivadas del estudio efectuado por la Universidad Autónoma Metropolitana a petición del IFE a finales de 2003 y principios de 2004, se señala que el desinterés por la vida política va incrementándose día a día en el país y constituye un grave indicador, no sólo de la desconfianza política, sino de la falta de legitimidad democrática de sus actores, al frustrarse las altas expectativas ciudadanas por los cambios que acompañarían a la alternancia en el poder presidencial en el 2000.
En términos cuantitativos, el estudio señala que solo el 29% de la población consideró que se han cumplido las expectativas generadas por Vicente Fox; que existe una crisis política y pérdida de legitimidad en los partidos políticos, ya que un 72.5% de los ciudadanos no cree y no simpatiza con ninguno de los institutos políticos que hoy compiten en la arena electoral (salvo los dos de reciente registro); que el 30% de los ciudadanos consideró que los integrantes del poder legislativo no hacen bien su trabajo; y que el 43.9% no consideró transparentes las elecciones.
Ahora, pese a que un 63.3% de la ciudadanía consideró eficiente la labor del IFE, hay muchos convencidos de que la reciente crisis interna –junto con la del TRIFE– y su creciente partidización, ponen en entredicho su imparcialidad.
Frente a este escenario que de alguna manera descalifica a los partidos, a los candidatos y al sistema político en general, debemos advertir que si los principales actores políticos y los grupos de poder que representan, no llegan a un acuerdo o pacto de no agresión para impulsar un proceso electoral de propuestas, de cercanía con los ciudadanos y no pactan una agenda nacional donde se concentre los principales proyectos para hacer de México una Nación de avanzada, no sólo se ponen en riesgo las elecciones de 2006, sino también los logros democráticos alcanzados hasta el momento.
Pero, sobre todo, habrá impedimentos de facto para recobrar la confianza ciudadana en el quehacer político y para fortalecer la legitimidad de la democracia.

renatoconsuegra@yahoo.com.mx

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