Publicada en el diario Rumbo de México
Felipe Calderón resultó ganador del proceso interno del Partido Acción Nacional y es, por tanto, el primer candidato surgido de un procedimiento partidista rumbo a las elecciones de 2006.
Su triunfo se lee como el interés de los panistas tradicionales por el éxito de su partido y no el de Vicente Fox. Consideran que éste ha disminuido y empiezan a buscar fórmulas independientes del presidente para permanecer como partido en el poder.
A la vez, el ahora candidato panista nacido en Michoacán es, sin duda, el más coherente y congruente de todos los precandidatos de los tres principales partidos con su vida política, con sus principios y con los de su partido.
Y esto suena bien. México necesita muchos hombres de la política que vayan por la vida con esa característica, que les permita abanderar las causas que su organización política enarbola, y que se les crea, porque el resto han perdido la confianza de la población.
Sin embargo, esa vida de congruencia de Felipe no lo es tanto.
Felipe se levantó de la deshonra de haber sido “corrido” del gabinete por Vicente Fox, cuando a contracorriente con la cargada a favor del llamado “precandidato oficial”, Santiago Creel, con la ayuda de su amigo el gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, lanzó su aspiración presidencial en mayo de 2004.
Había sido nombrado Secretario de Energía ocho meses antes en sustitución de Ernesto Martens. Vicente Fox no pudo lograr el triunfo en las elecciones intermedias, que le dieran un Congreso a su medida. Y tuvo que hacer cambios en su estructura de gobierno. Calderón representaba la posibilidad de negociar desde su gabinete las reformas estructurales.
Por aquellos días fue entrevistado en Radio Red por Germán Dehesa. Con la mira fija en la Presidencia de la República, el bisoño funcionario del gabinete federal inició un activismo político en los medios de comunicación, donde lo hicieran verse como uno más entre los más de 100 millones de mexicanos.
Así habló aquella tarde de muchas cosas. De su vida, de sus ambiciones, de sus temores, de su familia y hasta de las elecciones en el año 2000.
Y relató los sucesos previos al famoso 2 de julio.
Dehesa le cuestionó sobre las probables presiones del aparato gubernamental antes de las elecciones de ese día, especialmente si hubo temor a que no reconocieran el triunfo al PAN, y los priístas hubieran intentado mantenerse en el poder a costa de todo, como habría sucedido en 1988.
Y entonces Felipe se soltó: Dijo que en efecto hubo un ambiente de mucha presión, de rumores por todos lados, de historias alrededor de lo que sucedería el 2 de julio.
Así que ese domingo, frente a un escenario como el antes expuesto, decidió junto con su esposa Margarita Zavala, salir de casa con pasaportes, dinero y boletos con destino a París para él y su familia, como previsión por si las cosas se ponían feas.
Ante esta revelación, habría que preguntarnos: ¿Este tipo de personajes que saltan del barco cuando está en peligro, son los que necesita México?
Se los dejó a su consideración.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
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