viernes, octubre 21, 2005

Inestabilidad e institucionalidad

Publicada en el diario Rumbo de México
Uno de los mayores rasgos que distinguió al sistema político mexicano tras la derrota electoral de Porfirio Díaz en 1910 fue la inestabilidad. Francisco I. Madero y José María Pino Suárez fueron asesinados por Victoriano Huerta y tras éstos, se sucedieron un sinnúmero de ajusticiamientos, venganzas y homicidios cuyo signo principal fue el de la lucha por el poder a través de subsecuentes golpes de Estado.
Hasta que poco a poco y en ocasiones a base de fuerza privó nuevamente la institucionalidad, de la que comentamos ayer, pero a cambio hubo grandes escisiones en la llamada familia revolucionaria, donde se permitió de todo con tal de mantener el poder en algunos grupos.
En 1923, por ejemplo, Álvaro Obregón designó a Plutarco Elías Calles para ser el próximo presidente y Adolfo de la Huerta, que había sido su principal aliado, reclamó e intentó un golpe de Estado que fue sofocado.
En 1927, Francisco Serrano y Arnulfo Gómez se rebelaron frente a la reforma que permitía la reelección de Obregón, quien fue asesinado al año siguiente, reafirmándose nuevamente la institucionalidad del principio de no reelección.
Con la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), las disputas a balazos las mandaron al seno del instituto político y surgió el primer candidato de la maquinaria que mantuvo el poder durante 71 años.
Pascual Ortiz Rubio fue el designado, mientras los obregonistas comandados por González Escobar, realizaron el último intento de golpe de Estado, mientras José Vasconcelos, quien era miembro de la familia revolucionaria, lanzó su candidatura en forma independiente que culminó con la matanza de Topilejo.
En los procesos siguientes hubo varios candidatos o aspirantes a la presidencia de la República que simple y sencillamente fueron “echados a un lado” por el “sistema”: Juan Andrew Almazán, Ezequiel Padilla, Miguel Enríquez Guzmán y otros fueron no sólo obstaculizados, sino también perseguidos por los grupos que detentaron el poder fuera de lo que procuraron fuera la institucionalidad.
Hasta que finalmente el aparentemente gris Adolfo Ruiz Cortines logró imponer una disciplina férrea con mezcla de institucionalidad en el PRI, para que diera inicio la época dorada del “dedazo” y el acogimiento a las reglas no escritas del poder presidencial.
Sin embargo, esta regla volvió a romperse en 1987 cuando Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y otros decidieron luchar con la corriente democrática y, como sus antecesores enriquistas, también tuvieron que salir del PRI perseguidos.
Desde 2000 las reglas dentro del PRI cambiaron, se rompió la institucionalidad, y volvió la vieja forma de hacer las cosas. De acabar con el enemigo con toda la fuerza que el Estado (en su momento) o el poder da.
Por cierto, ayer, alrededor de las 15:00 horas, Arturo Montiel Rojas declinó a pelear la candidatura presidencial del PRI a Roberto Madrazo Pintado. Este será sólo un nuevo capítulo.

Plumazos

Resulta que los comerciantes ambulantes se han puesto las pilas y la Asociación Benito Juárez y la Plaza Comercial Pino Suárez, que representa Benita Chavarría Flores, partieron el día viernes 14 con rumbo a Chiapas, a bordo de camiones de carga donde llevaron poco más de 25 toneladas de productos entre comestibles, ropa y herramientas, entre los que se cuentan; arroz, frijol, aceite, agua embotella y alimentos enlatados, cobijas, pañales desechables, palas, picos y machetes.

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