Publicada en el diario Rumbo de México
El hombre se llama Alfonso Farrera González.
A diferencia de Salvador Ordaz Montes de Oca que es masón, éste es cristiano-evangélico.
Al contrario de Jorge Emilio González Torres que recibió el poder de sus padres y abuelos, éste tuvo la asesoría de su prima María Luisa Farrera Paniagua, ex titular del Instituto Estatal Electoral en el Estado de México, para formar el Partido Unidos por México.
En contraste con Gustavo Riojas Santana, éste no tiene parientes famosos con quiénes lucrar como Diana Laura Riojas de Colosio.
Pero en lo que se parecen estos cuatro personajes es que han contribuido a estigmatizar a la política, a los nuevos partidos y, sobre todo, dar la idea a la población de que no existe salvación para la forma de convivir en sociedad, salvo quedarnos con los tres partidos mayoritarios.
Porque Farrera González, además de ser ministro de culto y, por tanto, estar impedido de participar en política, aprovechó su jerarquía como pastor religioso para imponer a la secretaria general del PUM, Alma Pineda Miranda, condiciones que atentaron contra el partido político de reciente creación en el Estado de México.
Fue la propia Pineda Miranda quien emitió una denuncia ante la Comisión de Honor y Justicia del Partido para relevar a Farrera González.
Entre otras irregularidades por la venta de cuatro automóviles de su propiedad al partido, para después revenderlos a un precio muy bajo.
Pero también por la triangulación de recursos a organizaciones cristianas, y el depósito de prerrogativas del IEEM en una cuenta personal, donde involucró a Pineda Miranda para que cobrara los cheques y entregara el dinero a Farrera, quedando ella como responsable del fraude.
Además, tenía a un grupo de jóvenes militantes, a quienes presuntamente pagaba como salario mil pesos a la quincena, mismos que le tenían que devolver.
De diciembre de 2004 cuando obtuvo el registro a principios de septiembre, Farrera manejó recursos del partido por 2.3 millones de pesos de los que sólo él conoce su destino.
Miembros del partido del que fue expulsado el pasado día 9, denuncian también que este pastor del templo cristiano ubicado en la Colonia Calacoaya de Atizapán, ha financiado eventos religiosos, triangulado dinero del partido para asociaciones cristianas y que en las oficinas del partido político local en el Estado de México también se ubican las oficinas de la Barra de Abogados Cristianos y de la Asociación Civil Cristiana por una Nación Restaurada.
En el portal Internet http://www.lapuertaescristo.com, se congratularon en febrero pasado de que “el Partido Unidos por México (dirigido por cristianos evangélicos) obtuvo finalmente su registro ante el máximo organismo electoral del Estado de México, a pesar de una serie de impugnaciones y descalificaciones por parte del Partido Acción Nacional (organismo actualmente en el poder, de corte católico romano contrario al PRI, que es de línea religiosa gnóstica)”.
Además, daban a conocer que el lema del PUM es "la verdad nos hará libres" y que “el licenciado Alfonso Farrera González se comprometió a llevar a cabo una ardua labor de proselitismo con el fin de ganar espacios claves en la sociedad”.
Así, en el nombre de Dios, este “pastor” y un grupito se embolsaron parte de los recursos públicos que para hacer política entrega el gobierno del Estado de México.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
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