Publicado en el diario Rumbo de México
Acabo de leer un texto difundido por la agencia Inter Press Service (IPS) que nos destaca, entre otras cosas, el nacimiento de una nueva élite de izquierda apartidaria “cuyos miembros prefieren actuar en movimientos populares y organizaciones no gubernamentales, no en la política institucional partidaria”.
Esta nueva izquierda son los llamados altermundistas que fueron encuestados durante su participación en el Foro Mundial Social celebrado el año pasado en Porto Alegre, Brasil.
Cándido Grzybowski, director del Instituto Brasileño de Análisis Social y Económico (Ibase), dio a conocer que 67,9 por ciento de los participantes del Foro tienen cursos universitarios completos o incompletos (entre los que también figuran estudiantes) y 9,8 por ciento poseen grado de maestría o doctorado.
A decir de Grzybowski, esta nueva élite —considerada así por su grado de estudios universitarios— prefiere actuar en movimientos populares y organizaciones no gubernamentales, que en la política institucional partidaria.
Es decir, que estos integrantes de la izquierda tienen una afiliación a los partidos políticos en aproximadamente 23,4 por ciento por la enorme desconfianza a estas instituciones políticas.
En cambio, la confianza se la otorgan a los movimientos sociales en un 70,6 por ciento a las organizaciones no gubernamentales en un 58,3 por ciento; a los sindicatos le otorgan “cierta” confianza al estar adheridos a ellos el 35 por ciento. En cambio, a diferencia de lo que sucede con las sociedades conservadoras, creen menos en las instituciones religiosas (16,4 por ciento) y en los medios de comunicación, con apenas un 11,7 por ciento.
Aunque no se encuentran disparadas a tal grado, las condiciones de esta nueva izquierda en el panorama político mexicano tienen similitudes. Ahí vemos cómo la gente que luchó durante muchos años dentro del PRD decidió buscar nuevas opciones porque aquella no es hoy una posibilidad.
Y hay otra clase de izquierda más cercana a estos, con doctorados, títulos universitarios, que se acercó a las organizaciones no gubernamentales, pero no para buscar el poder, que es normalmente la lucha de quienes actúan en política, con el fin de poder cambiar las cosas desde ahí.
Sino que se han acercado a la política a partir de ONG’s, más con el interés de conseguir empleos públicos bien remunerados a partir de sus acercamientos con el poder, que para tratar de incidir.
Dice Grzybowski que esa " nueva cultura política (pretende poner en el interés general) nuevos temas", en que predominan la diversidad de intereses y organizaciones, el diálogo y los movimientos en redes.
En México, un ejemplo de este movimiento es el zapatismo, que pretende poner en el interés de la opinión pública una corriente de izquierda, pero llama a no votar por los partidos políticos.
El asunto es: ¿Qué pretende esa izquierda? ¿Cómo va a imponer sus demandas, los temas que pretende impulsar, si no es con representantes en los órganos de poder? ¿O es, como hasta ahora, una forma de hacer ruido y conseguir financiamientos para poder vivir, pero sin responsabilizarse de fondo con sus ideas?
Habrán de pasar muchas cosas más antes de que lo sepamos.
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
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